Jesús de Nazaret, ese pirata

Anteayer recibí la entrevista de una estudiante de periodismo, y le contesté ayer. Su primera pregunta

¿Por qué motivos está en contra de la Tasa Google o la reforma de la LPI?

hizo que repasara algunas ideas de fondo sobre eso que llaman ‘piratería’.

Publico mi respuesta, porque quizás sirve de algo.

(Aunque sirva para recibir broncas, porque el ambiente está muy caldeado)

Intento limitarme al sentido común, y no sigo ninguna corriente. Sólo los peces muertos nadan siempre a favor de la corriente –si lo dijo Coelho, entenderé que me bloqueéis en todas las redes sociales; eso sí sería MUY grave.

¿Por qué motivos está en contra de la Tasa Google o la reforma de la LPI?

No me gusta la reforma de la LPI porque hace que la propiedad intelectual esté todavía más lejos de la realidad tecnológica.

Queremos pagar a los autores, pero será muy complicado que consigan ventas mientras se mantengan tan alejados de la realidad. La oferta suele investigar los hábitos de los clientes para adaptarse y vender. No sucede en obras digitales; en vez de adaptarse a la demanda, publican leyes para forzarla.

Prefiero hablar de hábitos de clientes y no de robo ni de ‘piratas’. Cuando un pirata saqueaba tu despensa, te quedabas sin comida. Cuando alguien hace una copia digital, nadie se queda sin un ejemplar. La industria dice que perdieron una venta, pero eso es una lógica heredada del mundo no digital donde la copia y el empaquetado era casi todo el negocio. Ahora los ingresos están en otros elementos que muy pocos exploran. Deberían hacerlo, porque la materia prima a base de bits es lo más revolucionario que nos ha sucedido desde el fuego. Son muchas sus posibilidades. La mayoría están ahí, por descubrir, pero en vez de investigar y experimentar, prefieren promover leyes que perpetúen las reglas de juego de un pasado sin ‘fuego’.

Todo crudo.

Nunca habíamos llegado a situaciones como la actual, cada vez más dura. En el pasado, y desde la imprenta, las leyes siempre se adaptaron a los cambios tecnológicos para favorecerlos. Jamás para frenarlos. Por ejemplo, Hollywood es el resultado de ‘piratas’ que se fueron a un lugar alejado de Thomas Edison, propietario de las patentes para filmar y proyectar cine. Querían que fuese fácil huir a México si Edison les seguía apretando. Nunca sucedió porque antes los jueces adaptaron las leyes a los cambios sociales que suponía la tecnología cinematográfica (1).

Sigo con la metáfora del fuego: la copia, empaquetado y distribución dejó de ser negocio porque internet hizo que copiar, empaquetar y distribuir obras sea tan fácil como pasar fuego. No existen leyes que prohíban pasar fuego para proteger a los fabricantes de encendedores. Podrían decir lo mismo que los editores: pierden una venta cada vez que alguien pasa fuego –porque se dejó el encendedor en otro bolso, pantalones o lo que sea. Y con el tiempo, los encendedores y el tabaco tendrían DRM para asegurarse que la llama sólo salta frente al cigarro del titular del mechero.

Dejo el fuego (sólo de momento) y voy a los alimentos. Suelen decir que copiar obras digitales es robar, y lo comparan con salir de una tienda sin pagar. De nuevo, no tienen en cuenta la naturaleza revolucionaria del bit. Si existiese una máquina que hiciese posible copiar pan a un coste cercano a cero, que conseguir una barra fuese tan fácil como pasar fuego, ¿querríamos una ley que prohibiese las copias de pan para proteger a los panaderos?

Eso es la Ley de Propiedad Intelectual.

Y la tasa Google es un broche delirante a la absurda legislación de propiedad intelectual.

(Prefiero llamarlo canon AEDE, porque los medios de AEDE lo impulsaron y es una tasa)

Tras prohibir las copias de pan, el Canon AEDE dificulta que circulen recetas para preparar bocadillos. O sopas. El Canon AEDE dice que tienes que pagar por decir dónde puedes leer la receta de las sopas mallorquinas.

Es rematadamente disparatado. Perdieron el juicio.

Incluso los más conservadores deberían replantearse lo que están haciendo. Según su criterio, Jesús de Nazaret es [presuntamente] el primer ‘pirata’ documentado de la [presunta] historia: multiplicó panes y peces. Y debería pagar Canon por citar a los escribas y a los fariseos en sus conferencias.

 


(1) Free Culture, de Lawrence Lessig, capítulo 4: «Pirates». Por cierto, aproveché que lo buscaba para volverlo a comprar; ya lo tenía en papel pero ahora leo en Kindle este tipo de obras. Lo compré en Amazon porque ellos sí supieron adaptar su oferta a lo que suponen los bits.

Foto: Giovanni Lanfranco, Miracle of the Bread and Fish.

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1 comentario. Dejar nuevo

  • Molt bon article amic. És una llàstima que ho hagis de repetir tant i que la gent segueixi pensant en anàlogic quan fa estona que les coses són més senzilles, millors i amb infinites més opcions amb les possibilitats que ens donen els ordinadors, microordinadors (mòbils i tauletes), i el món digital, en definitiva.
    Succeïra que qui no vulgui el «foc» es quedarà a les fosques.
    Salut.

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