Slow internet en el Menorca TechTalk 2012

Bitologia
Finca Torrenova en Menorca
Finca Torrenova en Menorca

Ellen Burstyn y Alan Alda se encontraban cada año en la película «Same Time, Next Year» –«El próximo año a la misma hora» en español. La obra relata la evolución de dos personas a lo largo del tiempo, cada año un poco diferentes por la influencia de las modas de cada momento, la evolución del pensamiento, sus diferentes circunstancias personales. Repasar las diferentes ediciones del Menorca TechTalk, también same time, next year desde 2007, sirven para observar cómo ha evolucionado el uso de internet desde entonces. De la última, la semana pasada, regresé convencido que vamos hacia la internet de espalda inclinada hacia atrás.

Los invitados de Martin Varsavsky, unas 70 personas de todos los continentes, son aficionados a la tecnología y trabajan en ella hasta el punto que los proyectos de algunos encajan en la frase de Alan Kay «la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo». Observarlos da una pista sobre hacia dónde vamos.

En 2007 podíamos ver, en el TechTalk, muchos portátiles de todos los tamaños; en 2008 los primeros iPhone y portátiles; para 2009 ya había algunos Android, muchos más iPhone, los primeros Kindle y, como siempre, portátiles pero cada vez más ligeros; el 2010 no fui y el 2011 no se celebró, pero imagino que había menos portátiles y algunas tabletas junto a multitud de móviles —smartphone, por supuesto. Digo que lo imagino porque el 2012 apenas vi portátiles; esta vez la mayoría de techtalkeros usaban tabletas y móviles. La tecnología era discreta, casi invisible, relajada. Aparecía de vez en cuando para consultar algo, hacer fotos, publicar en las redes sociales, tuitear. Los portátiles servían para trabajar, pero en momentos puntuales.

Las cámaras merecen una mención aparte: del 2007 al 2009 me llamó la atención la cantidad de reflex amuebladas con objetivos de una calidad importante. Las de vídeo eran casi todas HD, a cuál más pequeña y con más prestaciones. Era habitual verlas colocadas en trípodes. En 2012 desaparecieron. Quien grababa vídeo usaba el iPhone. Apenas puedo recordar no más de cinco cámaras reflex de gama baja sin ningún extra destacable. Esta vez sólo me llamaron la atención una Leica M9 y una Sony Nex7 con óptica Leica.

Slow Food (Restaurante El Filete Ruso, Barcelona)
Slow Food (Restaurante El Filete Ruso, Barcelona)

La postura es importante

Cuando dije que llega la internet de la espalda inclinada hacia atrás me refería a un consumo de contenidos más relajado debido a una postura más cómoda. Ante una mesa casi siempre es con la espalda inclinada hacia adelante, cosa que indica trabajo y tensión, pero esto cambia gracias a la popularización de los lectores de tinta electrónica tabletas, móviles y smart TV –en realidad tabletas muy grandes y con peana. Es el slow food trasladado a la red: el slow internet.

¿Qué postura tenemos ante los dispositivos que permiten practicar el slow internet? A menudo nos sentamos en sofás y butacas para usar lectores de tinta electrónica. O incluso la cama o una tumbona, cosa que convierte los eInk en los máximos representantes del slow internet. Le siguen los móviles y las tabletas. La tableta admite la mesa, pero estará allí mucho menos que los portátiles. La mayor parte del tiempo usamos la tableta en la misma postura relajada que el lector de tinta electrónica. A veces podemos caminar con ella, pero mientras tanto escribiremos poco o nada –Steve Jobs, que dominaba el lenguaje corporal, se sentó para teclear el día que presentó el iPad. El móvil es el más todoterreno de todos: admite cualquier postura y actitud, que puede ser de mucha tensión, pero también sirve para la internet de la espalda inclinada hacia atrás.

La actitud es determinante en el momento de aceptar según qué contenidos y la postura determina la actitud. Nos han enseñado que en internet hay que escribir corto y que los vídeos tienen que durar menos de 5 minutos, o no nos leerán ni nos mirarán. No hay paciencia porque estamos en tensión ante pantallas colocadas sobre mesas. A la hora de hacer negocios en la red tenemos que tener en cuenta que los anuncios, por pequeños que sean, siempre resultan más molestos que una interrupción publicitaria de 5 minutos en la televisión mientras vemos una película –en el sofá con la espalda inclinada hacia atrás, claro. Pero no es necesario estar reclinado para tener una actitud permisiva, porque los clientes de pie en un supermercado de cemento están dispuestos a trabajar mucho: pueden recorrer cientos de metros buscando artículos desperdigados por todo el establecimiento mientras empujan un carro que se niega a rodar en línea recta. Cuando los encuentren los depositarán en él y poco a poco el carro será más pesado e inmanejable. Luego tendrán que vaciarlos en la caja, meterlos en bolsas, colocar de nuevo las bolsas en el carro para transportarlas hasta el vehículo, trasladarlas al maletero, viajar hasta casa, y finalmente depositarlas en la cocina –con la posibilidad del ascensor como última fase de la cadena de transporte de la compra. Eso mismo es muy diferente ante el ordenador colocado en una mesa: habrá que ser cuidadoso con lo que tengan que hacer los clientes en nuestra tienda web y con el dinero que pidamos por transportar hasta su casa lo que compren. Aunque signifique ahorrar tiempo, combustible y hasta cinco manipulaciones para cada artículo. Así de tiquismiquis somos en la red, y en buena parte el responsable es nuestra espalda inclinada hacia adelante ante un teclado y una pantalla.

Huéspedes e invitados al Menorca TechTalk 2012
Huéspedes e invitados al Menorca TechTalk 2012

El comercio electrónico cambiará con las tabletas y los smart TV gracias a la postura relajada de los compradores. Surgirán nuevas formas de comprar. Pero esta parte todavía está un poco lejos. Existe otra rotundamente inmediata: los textos para los lectores de tinta electrónica, que es el dispositivo que invita a las posturas más relajadas, al slow inernet en su máxima expresión.

Puede experimentar con ello cualquiera que lea este texto porque aunque quizás es difícil que abras una tienda online, puede que ya publiques textos en internet. ¿Te has planteado escribir largo en vez de corto para el blog? Cuentos, novela, ensayo, poesía, artículos periodísticos, manuales, guías. No estaría de más permitir la descarga fácil hasta los diferentes lectores de tinta electrónica; seguro que existe algún plugin para tu blog que convierte los apuntes en formatos compatibles con eBook. Hasta ahora hemos visto que nadie está dispuesto a pagar por los contenidos cortos de un blog, pero sí que funciona pedir entre 99¢ i $2,99 por trabajos de 5.000 a 30.000 palabras.

Es verdad que hay pocos lectores de tinta electrónica todavía y es posible que nunca haya tantos como tabletas –no todo el mundo es aficionado a la lectura. Pero los clientes pueden llegar por tablets e incluso móviles; no son tan cómodos para la vista pero también podrán leerte desde una hamaca.

Lo que nos espera con los textos extensos y el vídeo de larga duración ya sucedió con la música, que también es un contenido de larga duración. El responsable también fue la postura: todo cambió radicalmente cuando se popularizaron los primeros reproductores portátiles de mp3, al final de los 90, y luego llegó el iPod. Podíamos escuchar tumbados lo que llegó por internet, y la postura sirvió para revolucionar la oferta musical mucho antes que el mercado de la prensa, libros, revistas y la televisión.

Nuestra predisposición a pagar por lo que vemos y leemos en la red cambiará mucho con el uso masivo de dispositivos para la slow internet. Y los primeros años –esos que todavía estamos viviendo– serán recordados como una época en que no era nada cómodo internetear, pero que la red triunfó a pesar de todo.


Álbum del Menorca TechTalk 2012 en Flickr.

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